14) Ciudades del futuro y nuestro destino colectivo - Cierra el 18 de Junio

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Estimados y estimadas,

Hace un par de meses los titulares de noticieros y periódicos alrededor del mundo alarmaban sobre la situación en Ciudad del Cabo, la primera gran ciudad del mundo en estar solo a días de quedarse completamente sin agua. Siendo la capital de Sudáfrica y con una población de 4,5 millones de habitantes, los impactos de tal situación sobre la economía y la salud eran inimaginables. De quedarse sin agua la población habría tenido que acudir a uno de los 200 carro tanques que el gobierno había dispuesto para repartir el preciado recurso, se esperaban grandes arranques de violencia y un aumento de enfermedades vinculadas al saneamiento básico.

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A pesar que los días y las horas para el “Día cero” se contaban por todos a nivel mundial, el esfuerzo colectivo por reducir el consumo de agua a 50 litros por persona (Mientras que en Colombia el promedio se encuentra en 1.082 litros de agua al día por persona), más las lluvias que aumentaron el nivel de las represas, permitieron que el “Día cero” se retrasara hasta el próximo año: 2019.

¿Y esto que tiene que ver con nosotros?

Lo que pasó en Ciudad del Cabo es tan solo un ejemplo de lo que está por suceder en otras grandes ciudades en todo el mundo: Sao Paulo, Bangalore, Moscú, Pekín, El Cairo, Yakarta, Estambul, Ciudad de México, Londres, Tokio o Miami son otras ciudades que en la actualidad están luchando por encontrar maneras de adaptar las demandas de sus habitantes con los recursos naturales limitados con los que cuentan. El problema no es solo de agua, es de calidad de aire, de servicios de salud, de manejo de basuras, de transporte, de pobreza, de educación… etc.

Y es que, de acuerdo a Naciones Unidas, el 54% de la población mundial vive en ciudades. Teniendo en cuenta que estas ocupan solo el 3% del territorio del mundo, tal concentración es todo un reto cuando pensamos en cómo es que millones de personas en espacios limitados podemos vivir de manera sostenible y digna.

En Bogotá hemos visto cómo es que las migraciones del campo a la ciudad, junto al crecimiento propio de la población, han llevado a que hoy día contemos con 8 millones de habitantes. Sin embargo, el crecimiento poblacional ha sobrepasado por mucho el crecimiento y desarrollo de la infraestructura que la ciudad necesita. Colapso de los sistemas de transporte y salud, y una creciente pauperización de las condiciones de vida de miles de personas que viven en las fronteras de ciudad son algunos de los resultados de la incapacidad que hemos tenido para ver lo que proyecta el futuro y prepararnos para el mismo.    

Con esto en mente, hacer frente a los retos que nos supone el crecimiento -aparentemente incontrolado- de las ciudades radica en hacer una doble proyección, por una parte tendremos que proyectar como es que las dinámicas pasadas y presentes de nuestra sociedad darán forma a lo que viviremos en unos años, para con base a esto, proyectar una construcción realista del destino que queremos construir.

El ejercicio

Un ejercicio de ciudadanía integro, es decir, un ejercicio político-social que nos permita convivir y trabajar colectivamente hacía futuros compartidos, requiere que tengamos (1) una visión de nuestro pasado, (2) una visión de la complejidad de los procesos que hoy día estamos viviendo, (3) una proyección de los retos que afrontaremos en el futuro y, así mismo, (4) una proyección de los destinos y sueños que queremos construir conjuntamente.

Todo lo anterior sobre un fundamento vital: el reconocimiento que nuestro bienestar depende del bienestar del otro. En otras palabras, que vivimos en una creciente interdependencia que vincula nuestro bienestar con el de nuestra familia, el de nuestra comunidad, y sobre todo, el bienestar de aquellos que olvidamos o queremos olvidar, aquellos a los que tachamos como los otros no deseados: el guerrillero, el uribista, el petrista, el habitante de calle, la prostituta, el pobre, el rico, el bueno y el malo… todos aquellos que no vemos como lo que nosotros aceptamos o queremos ser.

Con base a lo anterior y retomando los cursos que hemos visto a lo largo de este semestre –que no han tenido otro objetivo más que dar cuenta de esos elementos que debemos reconocer para ejercer nuestra ciudadanía- queremos invitar a que cada uno piense por un momento el destino de sociedad que quiere construir. Dialóguenlo con sus padres, familiares y amigos, y luego compártanlo con nosotros.

Para esto, piensen cuales son los retos a los que nos tendremos que afrontar, como podemos preparnos para ellos, que tendremos que hacer y, por último cuéntennos cuál es esa sociedad que tienen como visión, cómo es. Dejen sus respuestas en nuestra sección de ejercicios

Entre sus respuestas construiremos una visión colectiva de la sociedad a la que le apuestan los miembros de la Fundación Diego y Lía y la compartiremos en nuestra página web. Así que, vamos, ¡Contamos con ustedes! Ah y les compartimos un breve video sobre los retos y cambios de las ciudades a nivel mundial, seguro les dará unas buenas pistas.



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