14) Ciudadanías transformativas (Cierra el 26 de Junio)

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Estimados y estimadas participantes del programa,

"La ética y la ciudadanía es una escuela de perplejidad, pero también es una escuela de libertad; una escuela de autonomía"  Fernando Savater. Ética y ciudadanía. 

¿De que tratamos de hablar cuando proponemos un programa que incluye las palabras ética y ciudadanía? Es más ¿De qué hablamos cuando mencionamos "ciudadanos comprometidos con la transformación social"? 

Empecemos por el principio. Como bien vimos desde nuestro primer curso, la ciudadanía -en términos muy generales- es la condición que le otorga a las personas un conjunto de derechos y también posibilidades de participación en la deliberación política. Es decir, a través de la ciudadanía se reconoce el derecho de los ciudadanos (así suene redundante) a hacer parte del diálogo sobre qué vamos a hacer con lo que es de todos.

Lo interesante viene cuando vamos a indagar un poco sobre este tema que se lee muy lindo en el papel. En el siglo XVIII los franceses se levantaron en contra de la monarquía y los derechos adquiridos por nacimiento los cuales planteaban que las distinciones políticas sociales y económicas eran inmodificables. O naces aristócrata o naces plebeyo, o naces campesino o naces monarca... y así sucesivamente. Es por eso que los tres principios de la revolución fueron: Fraternidad, igualdad y libertad. 

Sin embargo, ¿fueron todos iguales, libres o fraternos? Pues resulta que no. Aunque la Revolución Francesa amplió el debate político y el espectro de quienes podían participar en este como ciudadanos plenos (entre otras victorias), se crearon al tiempo nuevos excluidos: Ni las mujeres, ni los afrodescendientes, ni los indígenas, ni los desempleados, ni los niños, ni los ancianos, ni los homosexuales declarados podian participar de los debates políticos (1), estos fueron, y siguen siendo en muchos casos ciudadanos de segunda categoría. Respecto a esto ¿Sabían que en Colombia, el código penal -desde 1890 hasta 1980- permitía que los hombres asesinaran a sus esposas en caso de sentirse heridos en su honor? (2) 

Bueno, volviendo al tema, y particularmente a Colombia, desde que este país se constituyó siempre ha estado atravesado por la misma visión de ciudadanías de primera y segunda clase, dividiendo y clasificando a la población sea por las categorías antes mencionadas, o sea por algunas oriundas de nuestras tierras como la pertenencia a este u aquel partido político (Durante el frente nacional, si no eras liberal o conservador, quedabas automáticamente excluido de cualquier tipo de ejercicio político). Es ahí cuando viene algo interesante. Si bien la categoría de ciudadanía ha sido usada históricamente para otorgar derechos políticos y sociales a un grupo dominante y ser funcional a un orden específico (En 1810 un buen ciudadano era aquel que cuidaba de su esposa e hijos, practicaba la religión católica, y era patriota), con el paso de los años la desacreditación de los sistemas políticos que no lograron ser ni justos ni democráticos, determinó el nacimiento de un nuevo concepto, las nuevas ciudadanías. 

Las nuevas ciudadanías se enfocan en revalidar como espacios de discusión política aquellos espacios que históricamente habían sido relegados a la esfera privada, es entonces cuando vale la pena hablar del sentido político de las redes sociales, del uso que le damos a ellas; o de la importancia de la movilización social; la reivindicación de los derechos de las mujeres, la corrupción desde una perspectiva cotidiana, la colaboración, la empatía y el reconocimiento (¿Ya ven a qué viene todo el cuento?). Se trata de ver nuevos espacios políticos en la cotidianidad, y de reconocernos a nosotros mismos, como actores clave que tienen la capacidad de transformarlos. Es ahí cuando entra la ciudadanía y la transformación social.

Pero ¿Todo esto de la ciudadanía  y la transformación social tiene sentido? ¿Es real, factible? ¿O solo es un deseo? 

Les dejamos un fragmento de "Esa escuela que llamamos vida" de Frei Betto y Paulo Freire: 

"Muchos se quejan de que el mundo va mal, que el gobierno es incompetente, que los políticos son oportunistas; pero ¿qué hago yo para mejorar las cosas? Nada más ridículo que la persona que se queda sentada, erigiéndose en juez de todo y de todos. Es, al menos, un mediocre. Había en São Paulo un travesti, Brenda Lee, a quien bauticé como Cleopatra en mi novela “Alucinado son de tuba”, que antes de morir asesinado se ocupó de cuidar a sus compañeros contagiados de VIH/SIDA. No esperó a que el poder público lo hiciera. Transformó la pensión donde vivía en hospital de campaña. Fue el primero en obtener, en la Justicia, pública aprobación para su iniciativa. El dilema es educarse para la ciudadanía o dejarse “educar” por el consumismo, que rima con egoísmo."

(1) Maria Emma Wills (2002) "Camino hacia nuevas ciudadanías". Instituto Pensar.

(2) Fabian Acosta (ed.) (2016) "Ciudadanía y nuevas ciudadanías" 

Instrucciones del curso:

1) En la parte de abajo encontrarán un cortometraje que, más que añadir elementos a la discusión, busca salirse de esta para proponer una pregunta más importante en el camino de la transformación social. Es sobre una joven y su intento por iluminar la oscuridad. 

2) Por último pueden seguir a nuestro blog donde encontrarán las preguntas de esta semana. El link esta en la parte de abajo. 

Atrapaluz - Cortometraje ganador de la convocatoria "Hazlo en cortometraje"

Blog de la Fundación - Link al ejercicio de la semana



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